Tuvimos la suerte de que a aquellas horas de la tarde transitaban multitud de turistas, por lo que la divulgación de que en España se condenan a los editores y se destruyen libros, tuvo una repercusión que no estaba prevista.
Se repartieron octavillas al público en las cuales se detallaban los hechos que nos habían llevado a la reinvindicación de nuestros derechos como ciudadanos libres y que, anteriormente, se habían proclamado en un manifiesto.
No se registraron incidentes de ningun tipo, tanto es así la presencia policial solo constaba de los dos guardias que custodian la entrada al Palacio de la Generalitat sin que en ningun momento aparecieran las fuerzas antidisturbios, demostrando así que los "incontrolados" pertenecen a movimientos que tienen más interés en el gamberrismo que en defender el derecho a la justicia por razones nobes.
Una hora y media después del comienzo de la convocatoria el acto se dió por terminado.
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